Continuamos con la tercera parte de este trabajo, anteriormente, nos habíamos quedado a finales de los 70’s en donde el barrio gozaba de su esplendor, calles limpias, futbol cada fin de semana, compras en el Sears… el barrio era eso, un lugar de ambiente familiar tranquilo y acogedor.

Si hay algo malo con la sensación de tranquilidad es que nuca va a ser duradera, los tremores de épocas venideras sacudirán fuertemente al barrio, la ciudad, el país y el mundo en general, llegan los ochentas al barrio conocido por ese entonces como Sears.

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Gabo recibiendo el premio Nobel en Estocolmo. (Morales, 2014)

Para situarlos en contexto.

Colombia en la década de los 80s salía del boom de una bonanza marimbera y de un fallido estatuto de seguridad establecido por el gobierno de Turbay. Las FARC y el M19 demostraban su poderío, el primero con el aumento de secuestros y el segundo grupo con la toma de la embajada de República Dominicana en 1980. De hecho, el M19 ya había asestado otro golpe a la seguridad en el 79 con el robo de armas al batallón del cantón norte.

Con el inicio del gobierno de Belisario Betancourt se pensaba que un posible acuerdo con las FARC y el M19 no era cosa tan traída de los cabellos. Luego, con las conversaciones de paz y la formación de la Unión Patriótica (como partido político y no armado de la izquierda) un fin al cese al fuego estaría cerca y una Colombia mucho más segura exportaría más café, rosas y progreso. Utópico ¿no?

 

Desafortunadamente nada de esto fue así, (¡oh sorpresa!), el exterminio de muchos militantes de la UP retrasa las conversaciones con los grupos guerrilleros y el auge del narcotráfico -junto con el poder de las oficinas de la mafia en el Valle y Antioquia- muestra sus alcances e intenciones cada vez de forma mucho más evidente y sin temor alguno.

 

En el ámbito local, Bogotá no escapa a este suceso. Se vive un ambiente de intranquilidad en el interior del país pues se vienen gestando acontecimientos que recrudecerán el paisaje nacional.

Uno de estos fue la campaña que emprende el capo de las drogas Pablo Escobar, después de haber sido destituido de su cargo político en el senado, este empieza a ejecutar una operación atroz en contra de sus enemigos, asesinados caen el Ministro Lara Bonilla, todos los tripulantes del avión de Avianca y los miles de inocentes en los atentados al Barrio Quirigua, Edificio del DAS y el diario El Espectador incluido el asesinato de su director Alfonso Cano.

En el 85 y continuando con esta ola de violencia el M19 toma el palacio de Justicia a sangre y fuego, el gobierno responde con una ofensiva militar a lo que muchos consideran como la peor decisión que se pudo tomar, hoy es conocido como el holocausto del palacio de Justicia.

afcdMientras tanto en el Sears… El Tiempo, 1952)

Como podemos ver, esta es una década de gran tensión para el país, aunque todo no era malo tampoco se puede decir que era color de rosa, a ver, es Colombia. Salvo por pequeños baches que nos cargaban de orgullo y gloria, tales como el que se vivió en el 82 con la entrega del Premio Nobel de Literatura a nuestro querido escritor y periodista Gabriel García Márquez en Estocolmo Suecia.

Esas victorias que ayudaron a afianzar el utópico sueño de un futuro mejor, que alejase de la incertidumbre y el temor que tanto nos ha golpeado a los colombianos

Los habitantes del barrio Sears, que siguen disfrutando de un bonito lugar, también se vieron afectados por esto, el temor de un atentado, de un secuestro o de un bombazo no son imposibles de contemplar en esta realidad. Algo que sí es seguro es que esta va a ser una década determinante para los residentes de este sector, nunca el futuro del barrio había sufrido la posibilidad o si quiera contemplado la idea de desaparecer.

Vivir en Sears un lugar muy ‘chévere’

Ya no sé cuántas generaciones habrán pasado, pero si mis cálculos no están mal diría que los jóvenes de los 80s pertenecían a una tercera o quizás cuarta rama.

Sears sigue brillando, sobre todo en Navidad. El almacén ya tiene más sucursales en la ciudad en donde la que más destaca es la de chapinero.

24Los nuevos niños y jóvenes del barrio Sears cuentan con una ciudad mucho más grande, con varios centros comerciales y lugares de diversión. No tienen que sufrir buscando aventuras al 7 de agosto como lo hizo Álvaro en su niñez.

Incluso dentro del barrio YA hay parques y zonas verdes por donde correr, sin embargo, su principal atracción para la mayoría siempre ha sido el Sears, el centro comercial se lleva todos los aplausos siempre, concursos, juegos y muchas actividades para desarrollar hace que las familias lo sigan utilizando como lugar para dar rienda suelta a planes familiares de fin de semana.

Felipe Frías era para ese tiempo un joven residente del sector, lleva toda la vida residiendo allí y nos cuenta como era vivir en el barrio Sears.

“Este era un barrio residencial de clase media de casas grandes, inmensas, era un buen barrio, sigue siéndolo por su ubicación central, está cerca a la treinta y la caracas, en esa época era un barrio excelente y hasta el 85, 86 todavía era un sitio de encuentros porque para ese entonces los centros comerciales eran muy escasos, entonces Sears era el sitio en donde todo el mundo venía, yo me acuerdo de la juguetería de Sears en Navidad, el restaurante era muy bonito y muy completo” (Frías, 2016)

El centro comercial seguía deslumbrando a grandes y chicos, pero especialmente los recuerdos que estos entrevistados atesoran más es cuando empiezan a hablar de su niñez relacionada con el centro comercial, yo por otra parte no tengo un centro comercial grabado específicamente, pero hay que entender que aún en los 80s tampoco es que hubiera muchos lugares como este aparte de Sears y si no estoy mal Unicentro también se estaba convirtiendo en lugar de encuentro de los residentes del sector norte de Bogotá.

No solo para Felipe este sitio era espectacular, Andrés Ospina, escritor bogotano relata en su blog la experiencia de haber gozado con este centro comercial insignia de los residentes del barrio.

“Sears, así como lo recuerdo, era esplendoroso. Con sus escaleras eléctricas, su estación de gasolina y su olor a nuevo. En las navidades, que comenzaban en diciembre -como debe ser-, y no en octubre -como es la costumbre de estos tiempos-, instalaban a las afueras un pino artificial gigantesco que hizo época. Así como también la hicieron los avisos en screen con los precios, que ya entonces iban implementando la costumbre de aproximar las cifras mediante ese recurso engañoso del 499 con 99” (Ospina, 2009)

Es algo muy característico de todos los habitantes que residieron en los años del Sears, el lugar tenía algo mágico, algo que cautivaba a todos, sus diseños, su publicidad su aspecto atrajo a más de una generación.

“También establecían una vitrina especial para juguetes llamada ‘Juguetelandia’, en donde se tentaban los ojos de los transeúntes con diversos modelos de trenes, pequeños autos de colección, y toda suerte de juegos, primorosamente exhibidos en vitrinas, una de las grandes virtudes de Sears” (Ospina, 2009)

El barrio estaba compuesto por un motor que era el que impulsaba al sector, le daba un estatus y una muy buena imagen, buenas zonas de comercio además de gran atracción para gente de otros sectores de la ciudad, el Sears bombeaba el movimiento del barrio, lo hacía circular. Claro, también estaba el Carulla, El Romi y el Ley que se encargaban de mantener el comercio en el sector.

Otra remodelación

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Imagen del estadio el Campín en los años 80 remodelado nuevamente y atrás de él se alcanza a ver el coliseo, obra construida recientemente. (Espectador, 2014)

La casa llena, Millos de local se enfrenta a Nacional de Medellín, el público eufórico grita y vitorea a los guerreros albicelestes. La pasión del fútbol no deja de crecer y mucho menos en años como estos, el deporte de la pecosa se ha vuelto tan atractivo que incluso se especula malas manos lo han intervenido, Nacional de Escobar, Millonarios de Gacha y América de los Rodríguez Orejuela, a pesar de todo esto pasión es pasión y, eso, es lo que la fanaticada de los equipos capitalinos empieza a acumular. Un amor impresionante y un estilo de vida ligado a seguir a los equipos de fútbol.

Felipe: “Ir al Campín era un plan muy bueno. Ver fútbol era un plan familiar, no como ahora que cuando hay fútbol la gente del barrio sufre”. (Frías, 2016)

Jacobo: “El Campín, hay dos cosas por contar, el estadio cuando se inició primero fue pequeño, luego lo fueron agrandando fue un punto de atracción para la gente cuando afortunadamente no existían las barras bravas, tampoco existía el coliseo que fue construido en la campaña de Misael Pastrana” (Morrón, 2016)

 

Hablar con los habitantes del barrio Sears sobre el Campín también los hace evocar imágenes de su infancia o compartiendo momentos importantes en este lugar en familia, ir al estadio con los hijos es un plan muy agradable que en tiempos actuales se puede estar perdiendo por problemas de barras bravas.

 

Los 80s seguirán siendo los años de ir al Campín en familia y celebrar la fiesta del fútbol que tanto cariño y momentos gratos generó en la memoria de los bogotanos. Pero esto lo hablaremos más adelante, vayamos a la segunda mitad de la década de los 80.

Se fue, el Sears se fue del barrio

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Tomado del archivo de El Tiempo, el centro comercial es puesto en venta desde 1979, esto es lo que dice la noticia: “La cadena de almacenes Sears Roebuck de Colombia S. A fue puesta en venta por la casa matriz que tiene su sede en Chicago, la transacción que costara varias decenas de millones de pesos fue confirmada por el vicepresidente internacional de Sears John F Gallagher. 26 (El Tiempo, 1952) https://news.google.com/newspapers?nid=1706&dat=19790203&id=3jwg AAAAIBAJ&sjid=YWYEAAAAIBAJ&pg=4586,3050557&hl=es

¿Qué fue lo que pasó? A ciencia cierta nunca se ha sabido cual fue exactamente lo que motivó a la firma norteamericana retirarse del país y de gran parte de América del sur, son varias las especulaciones, pero la más acertada fue la perdida de mucho dinero en algunas inversiones que no dieron resultado.

 

Restémosle al tiempo de unos 30 a 35 años, claro que quedó en Bogotá un almacén en la 7 con 14 y otro en Santa Marta, pero entonces por políticas de la firma ellos tuvieron que salir” (Morrón, 2016)

 

Jacobo afirma que fue solo por problemas financieros, hay otras teorías incluso aún más enigmáticas que dejan mucha tela por cortar, la conjetura de que por el secuestro del gerente de Sears Colombia la firma decide retirarse del país, esta es una cruda verdad que incluso podría ratificar la partida de los almacenes.

 

Felipe frías nos cuenta esta historia. “Sears se acaba en 1985 porqué se quebró, esto que le voy a contar lo leí de un libro de Germán Castro Caicedo, al gerente de Sears lo secuestra el M19 en los años 70, a ellos les cobraron por el rescate del americano un millón de Dólares, dicen que esa fue una de las razones por las que Sears se fue de Latinoamérica y de Colombia, fue porque quedaron mal económicamente después de haber pagado ese millón de dólares, que para esa época fue el pago de rescate más costoso que hubo, si ahora es plata pues ahora imagine cuanto era en los 70s” (Frías, 2016)

Volviendo al contexto inicial de este capítulo, acuérdese que para finales del 70 e inicios de los 80s la tasa de secuestros sube de manera estrepitosa, el ELN las FARC y el M19 secuestran a diestra y siniestra en Colombia, después nace en contra de esto y por el secuestro de una Ochoa el grupo MAS (muerte a secuestradores) la escala de violencia seguía ascendiendo mientras tanto en estos barrios residenciales la conmoción de la ida de Sears era algo fatal.

 

kidnap sears chief executive

El diario Virgin Islands Daily News relata en su página de sucesos internacionales que en “Bogotá Colombia el ejecutivo de Sears y Roebuck fue secuestrado, la policía dijo que Donald Cooper gerente ejecutivo de la empresa fue secuestrado el día de ayer, aseguran que puede estar herido y que su conductor y empleada doméstica pueden estar heridos también” (Press, 1975)

¿Se va Sears y ahora qué? Este era el emblema del barrio, la alegría del sector, por este centro comercial la gente iba al barrio. Se va y con él parte de la historia de un lugar que antes de esto para la memoria de la ciudad no era nada (para usted lector sí, porque ya sabe que antes del Sears estuvo el BCH)

 

La partida de grandes almacenes Sears no solo implica una pérdida de un centro comercial que unía a la familia bogotana sino que es la pérdida de la Identidad del sector. Imagine que usted vive en el barrio, todo se llama Sears y de la noche a la mañana esta firma extranjera levanta maletas y se va, queda un cascaron sin nada por dentro y muy frágil.

 

Es como si de la noche a la mañana la plaza de Bolívar dejara de existir, se fuera y que donde esta había habitado por todo ese tiempo solo quedara el espacio, ¿qué importancia tiene ya la parte del centro histórico? Así se sintieron los residentes del sector, su identidad fue arrebatada y sin ninguna posibilidad de conservarla. Claro, el barrio siguió llamándose Sears, pero ya no se sentía como antes, quedó un vacío que no ha sido fácil de llenar.

¿Quién tiene la talla para llenar ese espacio?

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28Se arriendan locales en lo que ahora pasaría a ser casa Grajales y luego casa estrella, para finalmente convertirse en Ciudadela comercial Galerías. (El Tiempo, 1952)

El lugar en donde por tanto tiempo estuvo emplazado el centro

 

comercial, ahora se encuentra en venta. Hay un nuevo comprador y es Galerías ciudadela comercial.

 

¿Recuerda que estábamos hablando hace poco de la influencia de dineros del narcotráfico en sectores públicos y privados del comercio en el país y en Bogotá? Bueno pues aquí llegó una parte de esto, Jacobo relata lo sucedido.

Con la ida de Sears después llega casa estrella y luego casa Grajales, esto tiene su historia, todo iba bien y de pronto apareció el problema en la época de Pablo Escobar y el cartel de Cali entonces la fiscalía detectó que había manos oscuras en ese almacén, estaban estos personajes ahí y como resultado encontraron que tenían que intervenirlo y entonces lo tuvo la fiscalía durante un tiempo, después si pasó a Falabella.” (Morrón, 2016)

Los Grajales, parte de la familia, estuvieron vinculados a negocios turbios con el cartel de Cali, principalmente asociados a la parte de lavado de activos, ellos eran expertos para encontrar paraísos fiscales y negocios en dónde podrían sacar demasiado provecho.

 

Y así fue hasta que la fiscalía interviene el sector. Con esta noticia ahora el barrio estuvo vinculado con el negocio de la mafia.

Los años pesados, el combo de Galerías en los días de los Billys

negro tadeoImagen del Negro Tadeo y Esteban los Billys más temidos en el norte de Bogotá tomado del diario Publimetro de la columna de Andrés Ospina.

http://www.publimetro.co/_internal/gxml!0/r0dc21o2f3vste5s7ezej9x3a 10rp3w$jdgrq57kgzyxnpl8eja5rrj1f9zz564/BOGOTA_18_02_02-COLUMNA-OSPINA.jpeg

A mediados de los 80s en el sector norte de Bogotá asociado con Unicentro un grupo de muchachos de colegio de clase media/ alta empezaron a vestir con zapatos Converse, chaquetas de jean y cuero con camisetas blancas, salían en grupos con comportamientos extraños, parecían sacados del cast de Billy Jean Michael Jackson, , nadie sabe por qué o cual fue el motivo para que estos chicos se empezaran a agolpar a las afueras del Unicentro de Bogotá a cazar una serie de peleas clandestinas, lo que todos sabían es que eran un puñado de muchachos de buenas familias cansados de la cotidianidad y que de la nada empezaron a formar pandillas (sí, grupos de pelados ricos que se agarraban en las minitecas a pelear) el descontrol y la abolición de normas y reglas hace que el grupo crezca y crezca conforme pasan los años, la idea prolifera en lugares aledaños como el Santa Isabel y Sears.

Pronto, “los combos’, como se autodenominan, se convierten en el terror del norte y parte del centro de la ciudad, nombres como los de él Negro Tadeo, Esteban, el Egipcio, japonés y el gordo Verona son sinónimo de problemas y riñas.

Sears o Galerías, pues ya se encontraba en transición el nombre del barrio, no es ajeno a estos muchachos en búsqueda de aventuras y de una rebeldía añorada, cómo si todo adolescente deseara por algún momento de su vida ser un chico marginal.

Felipe frías era un joven en esos años, en los que mirar “rayado” a uno de los del combo era peligroso, nos cuenta que era esto y cómo se vivía en el barrio con estos grupos.

“Hubo un movimiento de pandillas o un movimiento juvenil, más o menos hacía el año 87, los “Billyies” era una pandilla que existió en Bogotá que nació en Unicentro, eran jóvenes de estratos altos de familias de dinero y formaron una pandilla”

Imagine que usted es un niño de casa, sale del colegio luego hace sus tareas y le queda rato para pegarse una salida a Unicentro a verse con unos amigos. De repente en la acera de en frente ve a este combo de tipos con aspecto de chicos malos gringos, con chaquetas de jean casi uniformados y con gafas, lo miran de reojo y esperan, añora, a que usted los mire para iniciar el problemón, pánico debía sentir usted siquiera pasar por su lado.

“eran conocidos en Unicentro Santa Bárbara, Multicentro, Usaquén la 82, de allá salió un personaje mítico de esa banda que se llamaba o le decían el Negro Tadeo, estas personas no eran personas fáciles, muchos de ellos los mataron algunos están en el Bronx o en la cárcel, lo mismo acá en Galerías en esa misma época hubo una pandilla que se llamaba el combo de Galerías formado por una cantidad de personajes que fueron muy conocidos cómo el famoso egipcio, el gordo Verona, Carlos palangana, así como en Nicolás de Federmann había otro grupo llamado los Biznagos el combo de Pablo Sexto que eran los hermanos Chacón, en el centro había una muy fuerte había un tipo que yo conocí personalmente porque conocí a muchos de ellos, él se llamaba el Nazi y era conocido por ser de los más duros manejando el cuchillo, es fue una época dura y se agarraban por acá en Galerías” (Frías, 2016)

El problema con estos grupos y tendencias fue que crecieron muy rápido y las zonas empezaron a conectarse, estos ‘pelaos’ arrancaron dándose trompadas en la cara para luego pasar a usar manoplas, luego cuchillos y botellas, obvio en menos de nada llegaron a usar armas de fuego y a lidiar con droga. El Combo de Galerías no estuvo exento de eso.

Hubo muchos que se quedaron en esto, se acabó el colegio y no hubo tiempo para universidad, la marginalidad no es tan bonita cuando se vuelve cotidiana.

De los Billyes famosos del Combo de Galerías sé que el Egipcio trabaja en una peluquería al lado de la Panamericana, quise ir a entrevistarlo pero cuando estaba acercándome a su lugar de oficio salió bastante alterado, ni me miró, bufó y de una sola patada encendió su moto y arrancó a toda, no sé porque pospuse tanto la entrevista que finalmente nunca la hice, fijo fue miedo.

El gordo Verona murió, era hijo de los dueños de la panadería Verona la cuál alcanzó cierta fama en el sector y otros lugares aledaños de la zona, de los demás no sé mucho, agradezco poder haberme topado con este tema de forma tan sorpresiva, no tenía la más mínima idea de que a mediados de los 80s niños yonquis se agrupaban para pelear y que con el paso de los años agarraron fama y asustaron a un buen par de muchachos mal parados.

Los 90s y la nueva estrategia de Galerías para ganarse a los habitantes

 

 

un inicio de década gris para los habitantes del difunto Sears, se encuentran ahora frente a un almacén intervenido por el estado, esa incertidumbre les duró hasta que por fin llegó una nueva apuesta. Galerías (la firma del centro comercial) empieza a desplegar una estrategia publicitaría para a convencer a esos habitantes/clientes de que ellos son los encargados de volver a darle gloría y brillo al sector.

Justificación del nombre Galerías Mayo 1987

30 Tengo que parar aquí y escribir lo que se encuentra al costado derecho de la página de El Tiempo en el año de 1987 Esto es lo que dice:

Los Publirreportajes en los 90s, ¿qué tal esta joya eh? 

“¿Sabía usted que Sears queda en terrenos del antiguohipódromo de la 53? ¿Y que el llamado sector Sears no se llama así en realidad?  Porque Sears, el almacén se construyó en 1952 en la urbanización que en ese entonces se llamaba antiguo hipódromo, pero una vez que desapareció de la zona todo tipo de actividad hípica, el sector empezó a conocerse como Sears tomando como referencia la conocida tienda de departamentos.

Hoy en día, en esta zona ha sido construida Galerías Ciudadela Comercial de manera que el barrio antes denominado Antiguo Hipódromo o Sears hoy tiene el nombre de Galerías.

Con anterioridad el nombre de Sears tenía relación con todo lo que rodeaba al almacén más grande del sector y de Bogotá en aquel momento. 

Sin embargo, desde ahora, con la presencia de Galerías, la ciudadela comercial más representativa del sector, las generaciones venideras no entenderán porqué en cierta época aquella zona se denominó Sears, siendo que allí descuella Galerías, de manera que los habitantes del futuro del sector comenzarán a decir “nosotros los de Galerías” (El Tiempo, 1952)

Esto es una muestra clara de la intención de los empresarios de Galerías por acabar con la memoria del barrio. La pregunta es ¿podemos culparlos? ¿No es este un fenómeno común en este sector? Recuerden que antes de ser Sears fue Barrio del Banco Central Hipotecario, y que ahora se llama Galerías.

El barrio está mediado por la figura representativa de algún centro que lo movilice hacia la ciudad, en los 30s y 40s fue el BCH y el Hipodromo, en los 50s, 60s, 70s y parte de los ochentas lo fue Sears, después de esto lo fue Galerías.

Desafortunadamente con la llegada de este la ciudad si olvida al Sears, adiós a los avisos de buses con destino a Sears como los de la época de don Álvaro, ahora todo dice Galerías, Los 90s y sus cambios.

Para 1992 la alcaldía de Bogotá decide cambiar el nombre del sector ahora oficialmente y ante los ojos de toda la ciudad son conocidos como El barrio Galerías.

Andrés Ospina escribe con un poco de dolo la metamorfosis que tuvo el centro comercial

“Sears ya no era el inmenso almacén de otrora, sino un local desmedrado y triste, que en 1989 se convertiría en Galerías, con sus legendarias sedes de Domo y Capuchetto y sus cinemas. El vacío dejado por el almacén fue ocupado en 1989 por Casa Grajales. Casa Grajales, a su vez, se convirtió desde 1996 en Casa Estrella. 

Supe que en 1992 los vecinos sobrevivientes iniciaron una campaña para retornar al clásico nombre de Sears, dada la arbitrariedad con la que la decisión de bautizarlo Galerías fue tomada por el hoy difunto alcalde, Julio César Sánchez. Estaban cansados de ser llamados como no querían, y de sumar a ello la proliferación de servicentros, montallantas, y bares y discotecas baratas que afeaban el sector” (Ospina, 2009)

Éxodo y detrimento residencial 

 

Por varias situaciones incluidas la partida del Sears causa en el barrio un movimiento de afuera hacia adentro que causó a su vez otro movimiento de adentro hacia afuera, permítame le explico.

Cada vez más el poder adquisitivo de algunos habitantes del sector incrementa esto hace que sus hijos vayan a las mejores escuelas, mejores universidades. Ellos al salir ya no regresan al barrio para continuar sus nuevas vidas pues prefieren vivir en sectores mejor catalogados, de mayor nivel residencial.

Lo que causa esto es que una nueva generación se pierde en el espacio y se muda a otro sector, aquí ya pierde fuerza el barrio.

Un segundo agravante es la inminente entrada de pequeños locales comerciales los cuales se apoderan de unas casas que ya han quedado por herencia a esta generación que no decide residir allí. Estos negocios comerciales, por lo general son peluquerías, tiendas de bisutería, telas, carnicerías entre otras, empiezan a darle un aspecto diferente al que solía tener el sector, esto también motivó a algunos residentes a marcharse en búsqueda de lugares más al norte y más residenciales.

Jacobo Morrón cuenta de primera mano como muchos vecinos suyos se van del sector.

“Para la época de Sears de la que estamos hablando vivían personas de estratos 5 y 6, lo que sucedió fue que muchos de ellos sacaron a sus hijos a estudiar y empezaron a buscar mejor estatus porque el barrio iba cediendo. 

Quedaron muchas casas como patrimonio y ancianos viviendo allá, es muy triste porque todavía hay casas donde solo viven viejitos, pero ya la parte económica se fue adelgazando y también hay mucha pobreza oculta o pobre vergonzante que tienen sus casas, pero están endeudados totalmente, a veces piden colaboración, pero es una situación que a uno le da tristeza porque son compañeros, además que actúan con orgullo y no les gusta pedir ayuda”. (Morrón, 2016)

Ya con esto vemos que el primer factor de cambio es el que empieza a agrietar esta solidez característica de años anteriores la cual definía al barrio, Jacobo también explica cómo la gente se empieza a ir con la entrada del nuevo comercio al barrio.

“El barrio en sus inicios era residencial, no había almacenes, eran muy poquitos cómo el Ley y los que había mencionado anteriormente, pero aquí luego hubo algo, fue que en la 53 arranca con los productos estos artesanales, muy bonitos pero era el punto en donde la gente llegaba y llega todavía en el mes de diciembre a comprar estos adornos navideños” (Morrón, 2016)

Navidad sears

Este es Galerías en la actualidad (2016), en la época navideña, incluso a tempranas horas de la mañana el comercio que, no solo se encuentra en los locales y vitrinas satisface a todos, aquí se puede ver un carro parqueado vendiendo artículos navideños.

Cuando este éxodo masivo se despliega desde finales de los 80s la mayoría de casas que quedan desocupadas se vuelven locales comerciales, aquí la condición del barrio de ser completamente residencial pierde vigencia, el comercio y el “progreso” lo toma por delante.

Este fue el fin de Sears, del nombre del barrio. Su gente siguió con su vida, con su cotidianidad, al fin y al cabo, la vida debe continuar, aunque para muchos residentes del sector, nada volvió a ser como antes, ahora el sector se debilita, flaquea y no puede hacerle frente a este micro comercio que se desborda por sus avenidas, las tienditas, peluquerías, misceláneas,

talabarterías y el sector artesanal se vuelca al barrio con intención de tomarlo y no dejarlo jamás. El momento de debilidad es preciso para que la ventaja que toma el comercio sea inalcanzable.

La solución de muchos fue aprovechar ese boom comercial y vender sus casas, comprar apartamentos y continuar con una vida con unos cuantos metros cuadrados menos de espacio vital, la de otros fue hacer resistencia, unirse formar grupos, juntas de acción comunal y tratar de luchar contra este descontrol comercial.

Otros simplemente continuaron con sus vidas al margen de esta situación, intentaron adaptarse a este nuevo medio igual que la gente del BCH lo hizo cuando llegó el Sears.  Me imagino ahora a esos jóvenes que vieron como su juguetería de la infancia se iba para siempre, a esas madres que tenían como lugar de encuentro con otras señoras este lugar y ver ahora a otro tratar de ocupar ese espacio.

Finalmente, la adaptación es lo único que les quedó, esperar a que ciudadela comercial Galerías cumpliera con sus expectativas y pensar que probablemente el sitio algún día podrá llenar de felicidad y alegría a grandes y chicos.

Adiós Sears, les diste a unas cuantas generaciones miles de buenos recuerdos, retazos de una infancia bogotana que aún recuerda con nostalgia las tardes en Sears.

 

 

 

 

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