CONSTRUCCIÓN DE UN BARRIO Y SUS CAMBIOS A TRAVÉS DEL TIEMPO

Crónicas como elemento de recuperación de memoria histórica.

Introducción

 

Gladys Ortiz estudió  bellas artes en Bogotá a finales de la década de los ochentas, un día me contó que cuando necesitaba enmarcar sus cuadros se dirigía hacia el barrio Galerías –lugar de buenos marqueteros y  precios justos- allí, a veces en aquellas tiendas con olor a madera, resina y aserrín arrumado le pedían el favor de dejar uno que otro cuadro recién enmarcado para darle ‘un mejor ambiente al lugar’ cuenta Gladys que  ese trato era algo beneficioso para ambos, pues ella vendía sus cuadros con mayor facilidad y las obras generaban mayor atracción para esos locales.

Me dice que por eso ella empezó a conocer ese barrio, y que poco después todo el mundo le decía Galerías por ese mismo hecho.  Desde ese relato que Gladys, mi mamá, me cuenta en el 2015 nace en mí la necesidad de indagar más sobre este sitio, y de averiguar de fondo su historia, sus anales y poder contarles algún día a mis hijos la historia completa de lo que en este momento conocemos como el barrio Galerías y explicarles todo lo que tuvo que suceder para que el barrio que hoy conocemos por este nombre se haya formado.

De Sears a Galerías, es la recopilación de crónicas como elemento de recuperación de memoria histórica, un recorrido  por uno de los barrios emblemáticos de esta ciudad.

Este trabajo hace un   recuento de lo que es el barrio Galerías desde sus orígenes (génesis) hasta finales de los 90, registrando los diferentes cambios que la ciudad enfrenta y cómo estos mismos afectaron el sector.

Este reportaje cubre un periodo largo y se encarga de escribir retratando el espacio justificado sobre el tiempo en el que ocurre. A su vez se encarga de hacer seguimiento a los lugares icónicos y representativos del sector.

La historia se desarrolla por capítulos que están delimitados por décadas en dónde se abordan estos espacios que desde el principio se puede ver la gran importancia que tienen para sus habitantes -los residentes del barrio que hoy conocemos como Galerías‑ pero que tan solo 20 años atrás era conocido como Sears y que antes de esto, unos 75 años, fue conocido como barrio del Banco Central Hipotecario.

Este trabajo se divide en cuatro capítulos reseñados por orden cronológico y trabajado por medio de entrevistas realizadas, mapas, archivos documentales e imágenes antiguas.

Conforme los años transcurren las dinámicas de un sector que inicia a principios de los 40 se va amoldando cada vez a esa ciudad de principios del siglo XX una Bogotá que se encuentra

en la búsqueda de una identidad y que agrupa la población dependiendo de sus condiciones sociales y económicas. Usted va encontrar en este documento constantemente como los cambios se van evidenciando ya que la intención es exponer la resignificación en un sector pionero de una nueva actividad económica y social (nueva para esos años).

Ir de compras a un centro comercial para nosotros es algo muy común, pero para los bogotanos de mediados de siglo era algo totalmente inusual.

Con esto se quiere llegar a una etapa posterior en la que uno de los grandes referentes del sector se va, y de su ausencia se da una transición en la que el barrio poco a poco pierde su condición residencial.

El trabajo quiere separar esas capas que se han unido y que finalmente son lo que hoy conocemos por Galerías, se separan para que usted como lector vea que la formación de un sector es el resultado de acontecimientos que lo van formando y esculpiendo, es decir; todo lo que vemos hoy tiene una historia que la guarda y atesora celosamente, solo aquellos con una curiosidad insaciable se atreven a escarbar , a meter las manos al fondo , simplemente por el hecho de  poder mostrar todas estas historias mínimas que     finalmente terminan siendo el resultado de los que somos, un compendio de cuentos viejos  que se agrupan , que nos definen, que nos resignifican.

 

Capitulo I

 

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Esta calle atestada por locales comerciales de artesanías, pinturas, costureros, baúles y percheros, rodeada por ventas ambulantes de libros piratas, manillas, rosquitas de pan de arroz, los cuarenta éxitos musicales de la temporada entre otros miles que están volcados sobre el andén, componen este recorrido que va desde la Caracas hasta la carrera 27, eso sin siquiera haber nombrado la calle ampliada de la 53, llena de carros parqueados a las orillas y del constante trancón habitual de las 7:00 de la mañana y 4:30 de la tarde.

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Esta es la 53 -arteria principal del barrio Galerías y de una parte de Bogotá- lo que ahora son edificios llenos de anuncios comerciales, locales de pinturas, artesanías y calles llenas de ventas ambulantes, hace algunas décadas fue uno de los mejores sectores residenciales de la capital. Grandes casas, familias numerosas y una comunidad muy unida habitó este sector compuesto por un gigante del pasado –El centro comercial Sears- que sigue viviendo en el recuerdo de muchas personas que sintieron con su partida el fin de una era.

Pero vayamos más atrás, unos 130 años, cuando Bogotá era un lugar rudimentario, sin tantos edificios y un poco más fría, el componente principal del paisaje capitalino eran las quintas y las haciendas, la villa de Chapinero y el pueblito de Usaquén, lugares que aún recuerda la memoria colectiva capitalina, sin embargo; existían otros lugares similares a estos que pocas personas conocen.

La quinta de la Magdalena por ejemplo, una gran extensión de tierra atravesada por el rio Arzobispo, perteneció a una familia de gran prestigio los Malo O’Leary, luego con el paso del tiempo parte de los predios fueron cedidos, después se construye el hipódromo de la Magdalena y hacia el norte se construyó lo que hoy conocemos como el Parque Nacional Olaya Herrera.

Esa Bogotá de finales del siglo XIX tiene como común denominador a los terrenos baldíos en sus periferias, la parte central de la ciudad es poblada y hay constante movimiento pero sus zonas aledañas tienen muy pocos habitantes y todos hacen parte de la zona rural.

Para comienzos del siglo XX hay un gran movimiento poblacional hacía el interior del país, esto hace que el municipio albergue hasta su máxima capacidad de habitantes, se empieza a ver un crecimiento demográfico y una ampliación del casco urbano.

Para esta época el barrio que hoy es conocido cómo Galerías ni siquiera aparecía en el mapa, era un terreno perteneciente a los Camacho, era una Quinta segmentada en varios potreros en los cuales había unas cuantas vacas, nadie vivía por esta parte ni mucho menos había ruido generado por el trancón de la tarde. Nadie vendía nada, no se encontraban los andenes llenos de vendedores apostados en ellos, es más ni siquiera había andenes, la pradera era habitada por la nada y no existían indicios de que esto cambiara.

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1 Este mapa muestra al barrio de Chapinero en el año de 1913, aquí se puede observar la quebrada de las delicias y La quebrada de la vieja, la línea del tranvía municipal y el ferrocarril del norte, hacía el occidente se alcanza a ver la calle 49, la 52 y la 55 con carrera 17, pero no hay una intención clara o interés en la calle 53, al parecer no hay una continuidad en la calle hacía el occidente, a diferencia de la calle 55 que si se más proyectada.

1 (Marcela Cristina Cuellar Sanchéz, 2007) Mapa de 1913, Atlas Histórico de Bogotá

Para que la imagen expuesta al principio llegue a ser lo que es ahora el barrio de Galerías tienen que pasar muchos años, una buena cantidad de acontecimientos y hechos que la llevan a ser lo que hoy en día es, esto es un compendio de estos sucesos y cómo el sector se fue formando capa por capa, está es su génesis, la historia de sus inicios.

Génesis del Barrio el comienzo de una historia

Para finales de la década de 1930 la población de la capital estaba en constante crecimiento, Bogotá era hogar de miles de personas provenientes del interior del país y de un considerable número de migrantes, aproximadamente de 7 a 8 personas vivían en la misma casa. Este comportamiento que años anteriores era habitual ahora se convertía en una problemática que generaba gran preocupación para los administradores de la ciudad, pues era necesario que nuevas viviendas se empezaran a construir junto con urbanizaciones y barrios para satisfacer la gran demanda.

Organizaciones gubernamentales y empresas privadas emprenden en el campo de la construcción para crear más viviendas, las nuevas urbanizaciones que vienen cargadas de nuevos aspectos e ideas traídas de Europa le empiezan a dar una nueva cara a la ciudad, que a su vez, son el reflejo de una realidad que muestra a una urbe que está en continua construcción y se prepara para algo que no preveía, un gran desplazamiento humano hacía la ciudad.

Se empiezan así nuevos proyectos dentro de los cuales están los barrios obreros, como La Perseverancia, Restrepo entre otros, igualmente barrios residenciales para nuevas poblaciones que mejoraban su calidad de vida –ganaban un poco más de dinero- como trabajadores de empresas del estado y de la capital.

Teusaquillo empezó a hacer parte de esas nuevas urbanizaciones, construida en gran parte por la urbanizadora y constructora Ospinas y Cía. Estos nuevos hogares fueron comprados por familias de estratos medios que recibieron un financiamiento en buena proporción por el Banco Central Hipotecario (BCH).

Los predios de Nemesio Camacho

2 (Camacho, Entrevista Estadio el Campín , 2016) Archivo fotográfico de Britt Camacho, bisnieta de Nemesio Camacho
Nemesio Camacho Macías abogado, gerente del Banco Central e incluso candidato a la presidencia de la república, trajo al país las nemesias (primeros trolebuses) y la tostadora de café2

Los terrenos baldíos que hoy componen el barrio Galerías pertenecieron a Nemesio Camacho Macías, es de la finca de don

Nemesio ubicada al occidente de la ciudad donde nacen los primeros lotes para las construcciones de las viviendas y de la urbanización. Don Nemesio en 1931 ya había donado algunos terrenos que luego para inicios de los años 40 la administración de Bogotá lotea y vende los predios para construcciones residenciales.

Esta tierra fue donada al Distrito hace unos cincuenta años por don Nemesio Camacho Matiz. Años después, el Distrito la loteo y vendió, a razón de 46 mil pesos (300 varas cada uno). Consolidado el barrio, dio como resultado un elegante sector residencial.

Se comercializó La fuerza que tomaron la calle 53 y la carrera 30 o avenida Ciudad de Quito, y la misma atracción que tuvo el centro comercial hacia otros negocios, multiplicaron el comercio.” (Vallejo, 1992) Con los terrenos listos para la incursión inmobiliaria se

presentan las primeras construcciones, grandes casas diseñadas para familias de 3 a 8 , acompañados por grandes espacios cubiertos del verde de la grama, Estos colonizadores del sector tardarían mucho en ver llenos aquellos parches de lotes que componían su paisaje.

Cuando las primeras manzanas de este sector terminan de construirse las familias empiezan a mudarse. Por primera vez estos terrenos son usados para algo diferente, ahora los prados son ocupados por algo más que por las vacas que otrora pastaron lo que ahora empieza a volverse urbanización, los niños curiosos y ávidos de aventuras empezaron a recorrer lo que anteriormente era una extensa propiedad de los Camacho.

Álvaro Lizarazo que para el año de 1940 era un chico de 12 años, observaba atónito desde la ventana de su segundo piso la inmensidad de los potreros, más allá hacía la izquierda podía

ver como la llanura se apoderaba del paisaje y la sabana iba desapareciendo en una fina y delgada línea bordeada por una carrilera, a su derecha podía al ver un par de calles poco frecuentadas por automóviles y que ocasionalmente era invadida por la silueta de un largo bus tirado por electricidad ese era el famoso tranvía. Casas, iglesias y uno que otro edificio definía lo que él conocía como Bogotá que al final resaltaba a su vista los grandes cerros que para esa hora se tornaban de una coloración azul verdosa.

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Atardecer Bogotano en 1940, me imagino que así se sentía Álvaro observando desde la ventana de su casa, eso sí con menos casas y más verde.3

3 (Espectador, 2014) Imagen de Bogotá en los 40s

Este era su hogar, su sitio de juegos y su lugar de encuentro con sus amigos, los primeros niños que tuvo el sector.

“Este barrio, no existía en esa época, finales del 30 este barrio no era nada, esta es una historia de hace alrededor de 75 años mínimo, que fue cuando en la carrera 19 con calle 52 y 53 mi papá compró una casa y ahí nos pasamos en el año 40, en ese año en febrero nos mudamos para esa casa.” (Lizarazo, 2016)

El Banco Central Hipotecario ofrecía grandes oportunidades para la construcción de viviendas, eran préstamos accesibles y muy cómodos de pagar, pues los plazos eran largos y las tarifas se ajustaban al salario de quien quería acceder a estos préstamos.

Edificio Banco Central Agropecuario Bogotá (Colombia)
Edificio Banco Central Agropecuario Bogotá (Colombia)

4 (Cuéllar Jiménez, 2016) Colección fotográfica de Gumersindo Cuéllar.

Esta iniciativa nace gracias a la necesidad que se tiene por construir nuevas zonas habitables, generalmente los prestamos eran destinados para la población obrera de la ciudad, trabajadores de empresas de energía, construcción, operarios de obras entre muchas otras labores eran los que más accedían a estos créditos.

El padre de Álvaro trabajaba con una de esas empresas, él y varios compañeros de trabajo lograron el apoyo y la financiación del BCH para adquirir un lote y luego la casa construida por Ospinas y Cía, Álvaro comenta:

“En el año no sé si fue 1934 o 1936 se fundó el banco central hipotecario, con la única finalidad de los créditos hipotecarios y prestar para finca raíz únicamente, mi papá trabajaba en la energía y muchos compañeros de él solicitaron crédito y formaron este barrio con esos créditos y con esas casas ese barrio empezó prácticamente” (Lizarazo, 2016)

Con la financiación de la entidad bancaria se formó el primer conjunto de casas en el sector que empezaba desde la calle 51 y 52 y seguía a la 52ª, 53, 54 y diagonal 53, todo este trayecto entre las carreras 17, 18,19 y algo de la 20, ese es el primer asentamiento residencial del barrio.

“en la esquina de la calle 53 con carrera 20 ahí era un potrero que estaba alambrado, cuando éramos muchachos nos metíamos por debajo de la cerca y seguíamos derecho y llegábamos al 7 de Agosto por entre eso, llegábamos a la carrera 24 y de ahí hacia al norte era una carrera ancha de tierra, eso era el 7 de agosto, por la calle 53 por esa carrera 20 hacía el oriente había algo de calles y llegaba y desembocaba abajo donde era el famoso hipódromo, el hipódromo de la 53 el más famoso que tuvo el país” (Lizarazo, 2016)

Para un niño de 12 años, la Bogotá de los cuarentas era un sitio de exploración y más este sector compuesto por lotes verdes y grandes casas, un espacio muy grande para que la

“muchachada” cómo Álvaro llamaba a su grupo de amigos de barrio pudiera correr y jugar. Las aventuras que podían vivir no estaban sitiadas por un condominio residencial que los limitara, ellos, gozaban de la ciudad como patio de Juegos, con pocas restricciones y mucho por recorrer.

El nuevo vecindario

Las cuadras de esta nueva parte de la ciudad son el índice de un nuevo número de habitantes los cuales yo denomino con el nombre de la “primera generación” del objeto de estudio que comprende lo que hoy conocemos como el barrio Galerías.

Estos “primeros habitantes” tuvieron la oportunidad de observar el choque de los dos conceptos de ciudad que convivían. Una; la antigua Santa Fe de Bogotá que agonizaba, con pocos sistemas de alcantarillado, bajas normas de salubridad, pocas vías de acceso y bajo interés por los nuevos habitantes, por otra parte nace una nueva idea de ciudad encargada de construir un futuro más cómodo para sus residentes, con sistemas de transporte, vías, urbanizaciones, ríos encausados y puestos de salud listos para cualquier emergencia.

Ellos son el primer referente que se tiene para esta investigación pues conservan vivos esos recuerdos y haciendo uso de su memoria se ha podido llegar a conocer cómo la gente vivía en este sector, que problemáticas acarreaban y cómo era Bogotá en ese entonces, otros referentes documentales como archivos y fotografías complementan la veracidad de estos argumentos.

Gracias a sus testimonios se puede llegar a comprender como era vivir en los años 40s hasta mediados de los 60s en una ciudad de grandes cambios, uno de esos y de mayor relevancia es el de relatar el avance del progreso y la resistencia que forma la antigua ciudad para no caer ante el  olvido.

Son ellos quienes vivieron en las primeras casas del sector, corrieron por las calles recién hechas, cruzaron los potreros y conocieron  esas dos ciudades en conflicto, de hecho fueron el futuro y fruto de esa Bogotá a la cuál hoy conocemos como la ciudad antigua.

No sé con qué problemas lidiarían estos habitantes pero supongamos que usted es quien reside allí, es un sitio que se conecta con el 7 de Agosto que es el barrio comercial por excelencia de esa época, al parecer por problemas de transporte no se sufría mucho, pero ¿por inseguridad y centros médicos? es una zona un tanto despoblada, hay muchos potreros, es de noche y usted es el padre tres o cuatro niños, si llega a escuchar ruidos, ¿Qué se puede hacer? No hay CAI en esa época y la estación de policía queda muy lejos, a lo mejor los habitantes podrían tener una escopeta, son conjeturas no lo sabemos.

El Estadio Hipódromo, remanente de esa herencia europea colonial

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Estadio Hipódromo de la 53

5 (Jiménez) Colección fotográfica de Gumersindo Cuéllar

Ubicado en la calle 53 con carrera 22 se daba lugar a uno de los sitios de entretenimiento de esta antigua Bogotá. Un lugar en donde la sociedad santafereña disfrutaba del espectáculo de una de las ramas de la hípica, los caballos recorrían la distancia adecuada para emocionar a los espectadores.

Este lugar era sitio de reuniones y pavoneos de la sociedad capitalina de la época, el Estadio Hipódromo igual que el Polo Club y el Hipódromo de la Magdalena destacaban por ser los sitios de entretenimiento de la alta sociedad, un entretenimiento heredado de las prácticas europeas de antaño.

De su existencia se sabe que era sitio de convención social, que la gente de Chapinero se deleitaba con las carreras y que gracias al gran número de asistentes, la vía colapsaba y generaba un tedioso embotellamiento (Ospina, 2009)

Este evento debía ser lo más interesante y atractivo para la alta sociedad santafereña pues eran ellos quienes lo frecuentaban y por supuesto ellos eran los dueños de los pocos automóviles de la capital, al parecer; el espectáculo de ver correr a los caballos generaba otro acontecimiento llamativo para quienes no ingresaban al hipódromo y era el de ver un trancón, el clásico embotellamiento.

¿Embotellamiento? ¿Puede usted creer esto? Que en los 30s e inicios de la década del 40 un evento como lo es una carrera de caballos congestione una vía de acceso, y que esto venía sucediendo años atrás. Imagínese a finales del siglo XIX usted está dentro de su coche tirado por tracción animal ¿cómo manifestaba uno que estaba de afán, existían los pitos? No había policía de tránsito para movilizar el trancón o si eran carros con motores, ¿Cuántos debían ser para generar un trancón en ese entonces?

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6 Uno de los primeros automóviles de la ciudad en 1915

Sin embargo sigue siendo muy poco lo que se ha indagado del estadio, se sabe que se trasladó luego de que los terrenos fueran utilizados para la construcción de Sears. Hay otras versiones que hablan de hipódromos cercanos a este. Álvaro, cuenta como era el hipódromo.

El hipódromo era una cosa grandísima. De ahí daba hasta la treinta, que en ese tiempo era la línea del tren, daba hasta allá, cogía todo ese potrero daba la vuelta y entrando uno por la 53 a mano izquierda eran las tribunas. Primero que todo, esa clase de deporte era muy seleccionado, era de la gente de elite la que iba a ese espectáculo, ahora en ese trayecto de la carrera 19, que la acababan de asfaltar. Nosotros aficionados a patinar era una maravilla ese piso para correr con los patines, la calle 57 era una vía de cemento y de la caracas bajaba directo al Campín.” (Lizarazo, 2016)

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7 Mapa de la ciudad Universitaria y del Estadio Hipódromo en 1938.

Si usted fuera un niño en esa época y pudiera disfrutar de la acción de patinar por la 19 o la 53 un viernes a las cinco de la tarde sin pensar en otra cosa, solo patinar en una calle que ahora es tan transitada, es casi imposible concebirlo en estos tiempos. La hora pico lo haría incluso suicida o de locos pero es que esto sucedió hace 73 años y en ese entonces poco o muy de vez en cuando se veía pasar un carro por ese sector, estamos hablando de los cuarentas donde el transporte masivo era el tranvía y el tren, no había pico y placa y mucho menos un embotellamiento (Excepto por el que se causaba cuando el hipódromo llamaba a ver los caballos correr). Las calles empezaban a sufrir la pavimentación y el asfalto fue cómplice de juegos y pilatunas de niños como la muchachada de Álvaro la cual si gozó con una calle de gran influencia solo para ellos.

Los encargados de construir parte del barrio

Urbanizadora Ospina y Cía.

La urbanizadora Ospina y Cía. fundada por el padre del Expresidente Mariano Ospina, es una de las encargadas de la gran mayoría de proyectos de vivienda y urbanísticos de la capital, llegan a Bogotá provenientes de Medellín, la firma se divide en dos y está es comandada por Mariano.

En 1934 se tenía un plan de obra y construcción –el cual se pudo consultar por averiguaciones a Cusezar (actual Ospina y CIA)-  el cual aprovecharía el espacio del antiguo estadio Hipódromo pues sería trasladado, sin embargo el plan no se sigue y deciden continuar con un trazado de construcción dirigido por Karl Brunner que igualmente unos años después es descartado y no es tenido en cuenta, finalmente para 1948 se construye sobre el antiguo Hipódromo. Se conservaron algunos trazos del arquitecto Brunner para la construcción:

“Karl Bruner el Urbanista es contratado para diseñar el vecindario conservando el entorno del lugar y usándolo para la creación del barrio. (Zanjón del Polo (actual diagonal 53), la Quebrada de las Delicias (calle 58), y el flanco norte del Hipódromo (diagonal 54). Tomado de Blog el Blogotazo de Andrés Ospina” (Ospina, 2009)

Esta también era una idea con fines publicitarios haciendo del barrio un llamativo particular, situando al sector en un sitio de entretenimiento para las familias.

“Entre el Campín y el Hipódromo, ofrecemos magníficos lotes en este bello sector residencial de Bogotá, fácilmente adquiera usted un espléndido lote en esta moderna urbanización gracias a nuestros bajos precios y amplios sistemas de pago”. (Cusezar, 2016)

Publicidad como esta es usada en todas las nuevas urbanizaciones de Bogotá. Atraer a las familias en sitios que ya están adecuados para las viviendas familiares y así prevenir construcciones fuera de los márgenes del intento de concepto urbanístico que querían las firmas de construcción.

El barrio de la muchachada con nombre de banco

El estadio Hipódromo marcó con su partida el inicio de una nueva era que ya empezaba  a mostrarse con la llegada de los primeros habitantes del sector. El barrio y sus residentes,  que en gran parte se erigió por la labor crediticia de la entidad bancaria, sentía un fuerte agradecimiento hacia la corporación y en honor a esta, deciden llamar al sector Barrio del Banco Central Hipotecario, un conjunto de casas y un parque construido con los créditos y los salarios de estos trabajadores que más adelante constituirían gran parte de la clase media capitalina. Álvaro describe como era el sector en ese entonces.  


Aunque el sector estaba también conformado por casas de mayor antigüedad, en casi su totalidad el barrio se conformaba por familias numerosas con 3 o 4 niños por hogar y en algunos pequeños casos tenía habitantes famosos de la época.

“Por la carrera 19 en la calle 52 iba uno hacía el norte y llegaba a la 54,  estaba un parque que llegaba hasta la diagonal 53, la carrera 18 cruzaba y bajaba por la 54 eso formaba el parque.” (Lizarazo, 2016)

Aunque parezcan pocas cuadras y calles, para un grupo de muchachos esto es mucho territorio, pasarse las tardes recorriéndolo, observando las casas y sus alrededores es algo que muchos niños ahora no hacen, simplemente porque su entorno es muy limitado y compuesto por el concreto.

“A espaldas del parque hacía el norte en la esquina de la carrera 18 había una casa muy grande, el frente de la casa era muy elegante y por la carrera había una pared larga y nosotros a veces nos encaramábamos ahí para ver un jardín precioso lleno de flores, el que vivía ahí era el famoso Calibán, (Enrique Santos Montejo) el periodista, él escribía en El Tiempo sus relatos y creo que se llamaba la danza de las horas, en ese tiempo el tío de él era el presidente, Calibán salía y se sentaba a asolearse.” (Lizarazo, 2016)

Incluso para un niño, conocer a una persona “famosa” así él no sepa por qué lo es, siempre será un gran hito en su vida. Calibán no solo era famoso también era familiar del presidente que pasaba a veces por la 53 saludando a esos niños pues estaban en la ruta para llegar a su casa.

 “En toda la esquina de la 20 vivía el  general Neira en servicio activo, de la diagonal 53 por la carrera 19 hacía el norte ya era un barrio que se llamaba  barrio del municipio porque fueron créditos que tal vez el municipio le dio, no estoy seguro  pero era un poco más antiguo que este barrio  que era el barrio del banco central hipotecario” (Lizarazo, 2016)

Aunque su nombre es diferente y pocos lo conocen, el  ‘BCH’ fue el primer nombre oficial que le dan los habitantes al sector, con esto ya no me es tan extraño entender como el barrio ha cambiado de nombre en años más recientes pues luego de este se pasa a llamar Sears y luego Galerías, pareciera que a él lo define un lugar específico o un emblema del lugar, ¿tendrá el barrio otro nombre próximamente, alcanzará a existir para recibir un nuevo icono característico del lugar?

Estadio Nemesio Camacho “el Campín”

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(Espectador, 2014) Foto comparativa del Campín en los años 30s, tomada de El Espectador, Bogotá Antigua en 40 fotos

Para el año 1934 el hijo de don Nemesio, Luis Camacho que en ese entonces era concejal de Bogotá decide donar los predios (alrededor de seis hectáreas)  (Camacho, 2016),  el Alcalde Jorge Eliecer Gaitán añoraba con un lugar en el cuál un gran número de personas pudieran reunirse y contemplar las actividades deportivas.

Las condiciones para que la fundación del centro deportivo se dieran tenían que ver con que el  nombre del lugar fuera el de Estadio Nemesio Camacho, la otra, que solo fuera para eventos deportivos. Con las clausulas ya aceptadas por los dirigentes de la ciudad para 1938 se inaugura el Estadio Nemesio Camacho el Campín. con los juegos bolivarianos con sede en Bogotá.

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Luis Camacho Matiz, en su periodo como concejal de Bogotá fue el encargado de donar los predios para la construcción del Estadio, hijo de don Nemesio Camacho.

Aunque se vuelve costumbre ir al estadio para mediados de los cuarenta, ya entonces se gestan los primeros partidos de fútbol, Millonarios y Santa fe empiezan a hacer su historia.

“El Campín era una cosa redonda con dos grandes torres al frente del ovalo, a los lados solo había  potreros  aquí a la izquierda había una especie de campo de fútbol, de ahí conocí yo a los famosos millonarios y a  santa fe, no me gustó Santa fe, tal vez los que iban allá de pronto les gustaba, desde ese tiempo me gustó millonarios, era un potrero donde ellos jugaban eso era el año 42 o 43 y yo tenía 13 o 14 años” (Lizarazo, 2016)

El estadio Nemesio Camacho  empezaba a volverse lugar de encuentro y de entretenimiento para un nuevo público que estaba despertando una gran pasión por el fútbol,  es que este en sus inicios era el lugar donde las familias llegaban los domingos a disfrutar del gol, las risas y momentos de alegría empiezan a darle a ese rústico Campín sus primeros gritos de euforia y sobre todo a caracterizarlo como la casa del deporte capitalino.  Álvaro era uno de esos visitantes del campín.

“Nosotros de muchachos desde la caracas al Campín nos íbamos caminando, no había carros no había nada. El campín lo que era la tribuna norte y tribuna sur era cerrada pero con alambre de púas y la muchachada inquieta y yo también nos metíamos debajo de la cerca y otro se ponía a hablar con el policía para distraerlo y “trun” (SIC) nos metíamos a la tribuna, nos sentábamos junto a un señor y le preguntábamos que ¿cómo era la boleta? él nos la mostraba y el otro policía iba a buscarnos y nosotros  le mostrábamos esa boleta, con eso ya  no había problema pues pensaba que nosotros la habíamos comprado, Álvaro ríe.” (Lizarazo, 2016)

Obviamente este lugar tampoco se escapaba de la participación de la muchachada, la cual al parecer se gozaba hasta los eventos pagos, y es que ser niño y poder observar a los primeros equipos de fútbol jugar en un sitio en el que las tribunas estaban cercadas con alambre de púas constantemente vigiladas por un policía que revisaba los tiquetes, un Campín con muy poca capacidad para el público que se iniciaba en esto del futbol.

“Apenas sentíamos el tren subíamos por el  campín y mirábamos que por ahí pasaba esta máquina. Lo que era la calle 54 y 55 atravesábamos por el potrero para llegar a la Universidad Nacional, la Nacional  no tenía paredes no tenía nada, eso era una entrada, el estadio existía, no sé qué facultades había en ese tiempo,  cuando la Nacional se formó por la carrera 13 como con calle 47 ahí era la facultad de veterinaria pero luego se juntó a lo que ahora es. El estadio Alfonso López, era una entrada de pasto y  ahí íbamos a jugar fútbol, pero la Universidad Nacional luego se pasó allá. Eso salía uno a la Nacional y todo era potreros, ahora de aquí en la calle 53 con carrera 20, vivía un amigo, bajando había una panadería y luego solo potreros absolutamente nada más” (Lizarazo, 2016)

Creo que a muchos les hubiera encantado hacer esto, salir del estadio al cual entraron colados, tomar el tren y atravesar potreros, esto es muy extraño, a veces no relaciono esto con Bogotá, salir del estadio, coger el tren, pasar un potrero y llegar a la Nacional ¡suena real? Lo fue, pero desafortunadamente no lo vivimos por lo menos lo podemos imaginar.

La vitrina y el aire a mercancía nueva

Con todo este nuevo movimiento que se estaba generando, no solo en el sector también en otras partes de la ciudad, empezó a gestarse la construcción y nacimiento de mercados y sitios que suplieran las necesidades de una población cada vez más alta. Supermercados, panaderías, lavanderías y tiendas de barrio luchaban para suplir estas necesidades que hasta el momento lo cumplían. Sin embargo y a causa del progreso llega lo que muchos llamaron como el primer gran centro comercial.

La llegada del primer centro comercial y la re significación del barrio

Cuando un fenómeno es de gran magnitud y altera la percepción de los habitantes, tiene la facilidad de resignificar los espacios con gran sencillez  sin ninguna oposición pues la empatía hacia estos no permite que el individuo se vea afectado por el cambio. Esto le sucedió al desdichado nombre del barrio del Banco Central Hipotecario que se vio eclipsado por el nuevo centro comercial y primero en la capital, grandes almacenes Sears.

“el hipódromo lo trastearon. De ahí se fue, entonces ya todos esos potreros hasta la 30 que quedaron desocupados pues empezaron a abrir calles, a medio urbanizar y desde la ventana de la casa veíamos por la noche  digamos en el año de  1949 o 1950 que estaban construyendo un almacén grandísimo,  podíamos ver las luces de los que soldaban, estábamos viendo la construcción del almacén Sears el famoso Sears, primer almacén de mercancías grandes que hubo en Colombia, porque antes de eso en la calle 11 con 7ma en la esquina había un almacén de ese estilo pero chiquito que creo que era de Fernando Mazuera  Gómez, entonces el barrio Banco Central Hipotecario lo metieron a la pila y lo bautizaron de otra manera.  ¿Cómo lo llamaron? Pues barrio Sears, los buses decían Sears, ahora vivíamos en Sears” (Lizarazo, 2016)

Imagine que usted tiene la edad del niño Álvaro y que en medio de tanto potrero y brisa fría una noche igual a las demás, desde su ventana en la cual siempre observa el movimiento de las luces, el cielo, la luna y las estrellas se vea interrumpido por lo que usted supone es algo sumamente extraño e inquietante.

De repente el silencio se pierde y el repiqueteo del martillo contra el acero se vuelve cotidiano, las luces azuladas de la soldadura cambian la atracción romántica que se sentía al mirar las estrellas, ahora es casi imposible dejar de mirar la parpadeante y fugaz luz  que tanta ceguera puede causar  ver fijamente, o pues eso decía la madre de Álvaro sumamente  preocupada.

En la mañana con el sol naciente se veía el esqueleto del Sears y las ganas incasables de sus trabajadores por seguir dándole forma a la nueva y estilizada atracción de la capital, el primer gran centro comercial, que miraría crecer a Álvaro y a los niños de un buen par  de generaciones.  

“Sears se inauguró  y pasaban por las casas con una tarjeta de crédito, ¿qué era eso? Usted podría comprar allá y pagaba con esa tarjeta, a mi papá no le gustaba eso,  porque ni existía  antes. El parque donde vivía Calibán, por lo general había un policía en cada parque que estaba  para cuidar los niños con su bolillo y había un policía que pasaba por las cuadras y era el corredor, pasaba por cada policía anotando que había pasado. Ese barrio se fue acabando poco a poco y va uno ahora y ya solo son edificios, con esto se abrió el barrio Sears”

“El centro comercial era para uno  un espectáculo, ¡¡que adornos que arreglos y que mercancías tan bonitas!! Ellos tenían algo característico y era que uno veía un producto, por ejemplo un diván  que costaba 20 mil pesos  pero cuando eran las ofertas ellos decían “ayer a 23mil pesos hoy a 21” todo era americano” (Lizarazo, 2016)

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Las promociones del Sears y su forma de vender que hasta el momento era única, logró cautivar a miles de personas que lo volvieron centro de encuentros para reunirse, comprar y disfrutar. (Ospina, 2009)

La llegada del primer centro comercial que tuvo Bogotá le dio un aire innovador al nuevo proyecto urbanizador que para ese entonces estaba empezando.

Este almacén fue uno de los más grandes motivos de migración de una población de nivel económico medio alto de la ciudad, las grandes casas construidas del sector para familias de 3 a 8 habitantes crecieron con una tradición ligada al centro comercial,  al aire de modernidad y gran estatus que brindaba el vivir cerca de Sears, un lugar visitado por las familias bogotanas.

Este centro  comercial traía mercancía norteamericana muy llamativa y a muy razonables costos, esto, sin mencionar un buen restaurante, amplios parqueaderos y la gran juguetería amada por grandes y chicos, impulsado por una gran campaña publicitaría que hacía concursos, programas y muchas más actividades para seguir atrayendo al público.

 

“Buseticas”, buses y tranvía el eje de la movilidad de los 50s y 60s

“Ya desde el barrio Sears salía una buseta al centro, uno se paraba a hacer fila para coger una busetica chiquita Volkswagen que se llamaba microbús, con el poco tiempo empezó a salir el tal trole que salía por la carrera 17 paraba ahí, uno sabía se bajaba y le abrían la puerta  otros se paraban en la puerta a gritar, “abra, bájese” “no porque está cerrado” porque era que tenía un escalón que apenas se bajaba uno abría la puerta de forma automática  pero mucha gente que se subía no sabía y entonces le gritaban al chofer “abra” y  él les contestaba “bájese” y le decían que no porque estaba cerrado, ver eso era muy chistoso.” (Lizarazo, 2016)

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Los tranvías del 40 encarrilados por sus rieles conectaban a la ciudad del centro a otros lugares, luego estos desaparecen con el 9 de Abril. (Espectador, 2014)

Incluso el transporte se ve obligado a crear nuevas rutas por el creciente flujo de habitantes en este sector. Los microbuses son los primeros que acuden al lugar, con una parada especifica llamada Sears, esto no quiere decir que antes del nuevo barrio Sears no hubiera transporte cercano pero este no tenía una parada concreta en la zona, a diferencia de la nueva ruta causada por el centro comercial.

“Había un bus que bajaba por la 53 que decía 20 de Julio Campín  un recorrido viejísimo, al principio llegaba hasta la diagonal 53, paraba en una caseta donde controlaban el flujo de pasajeros,  después alargaron la vía hasta la calle 57 y otra bus bajaba por la calle 51 -ese bus decía López 20 de julio, ese barrio se sigue llamando así y la gente no lo cambia. Ahí, hay un parque al frente de la iglesia,  por ahí pasaba el bus y cogía hasta el 20 de julio, eso era lo que cogía uno antes.  Ese era el bus que tenía cobrador que iba de puesto en puesto cobrando el pasaje”.

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Dos nemesias por Chapinero, este fue el primer tranvía eléctrico en llegar transporte también estaban sufriendo cambios necesarios para a Bogotá. (Morrison, 2007)
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12 Mapa de las líneas del tranvía en Bogotá desde 1948, estas eran las paradas de los trolebuses, dentro de este se encuentra la parada Sears. 12 (Morrison, 2007)

La movilidad y los sistemas de ttransporte también estaban sufriendo cambios necesarios para Bogotá.  comunicar a los nuevos apéndices de la ciudad con el resto de ella. El bus que contaba con cobrador se fue acabando poco a poco, así como lo hizo el tranvía tirado por mulas o las “nemesias” el cuál fue el primer tranvía eléctrico de la capital.

Evidentemente lo que genera esto es una conexión de arterias viales entre las zonas centrales de la ciudad y sus nuevas periferias, hay un avance que se puede visualizar en cuanto a orden y crecimiento territorial.

“Por la carrera trece era la doble vía de los famosos tranvías, subía por la calle 72 hasta la carrera 7ma y desembocaba en un café bar muy elegante que se llamaba el Tu babián (sic) (Tout Va Bien) junto había una cigarrería muy elegante. El sistema del tranvía podía subir y allá donde estaba el que manejaba tenía unos aparatos que los manejaba, llevaba un palo grueso de su lado y la gente se subía por el lado derecho, apenas llegaba a la avenida chile cambiaba el palo y volvía a cambiarle el sentido” (Lizarazo, 2016)

El nuevo barrio  desde ese entonces formaba parte de una nueva ciudad mucho más grande, pero a su vez, mejor equipada para las necesidades de estos habitantes que poco a poco empiezan a conocerse con los nuevos sistemas de transporte y  servicios de comercio que esta Bogotá les ofrece.

LLERAS, HERRERA AMPARO GRISALES Y ANDREA GUZMÁN

            Sabemos que el barrio del Banco Central Hipotecario fue un proyecto que se consolidó por financiamiento de la entidad bancaria y en su gran mayoría quienes habitaron en esas casas eran trabajadores de empresas del estado. Sin embargo no todos sus habitantes tenían esta característica en común, sabemos por testigos que Lucas Caballero Klim  y Calibán vivían en el barrio.

Algunos años después para finales de los 50s el sector empieza a valorizarse y su condición social llama la atención a nuevos habitantes de una clase media alta que deciden residir en un ambiente residencial hecho para familias que están empezando a construirse.

“Al lado del Campín había un restaurante que vendía pollo asado y comida por ese estilo. Bajando por la calle 57 con carrera 16 A, ahí vivía la mamá de Ingrid Betancourt, Yolanda Pulecio compañera de la muchachada de nosotros, en la calle 52 con carrera 20 en toda la esquina vivía una sobrina de Ospina Pérez que ya ahí esa constructora había construido casas, en la carrera 18 dónde desembocaba la 52ª vivió un primo de Alberto Lleras, pasando la calle 53 con carrera 19 vivía el coronel Hernando Herrera Galindo que fue comandante de la escuela militar cuando yo estuve.

También vive actualmente la mamá de Amparo Grisales vive a dos cuadras, ellas vivían a espaldas de aquí en la carrera 28 y ahí vivía la mamá de Sandra Guzmán y Andrea Guzmán de la televisión, a dos cuadras vivió la primera corredora famosa Lucy de Rojas, y al lado de su casa formó una academia de automovilismo y daba clases pero entonces la empezaron a molestar por falta de requisitos de ley.” (Lizarazo, 2016)

Saber que personas con nivel de reconocimiento social alto habitaban en el barrio nos arroja la posibilidad de analizar el sector como un lugar llamativo, con un cierto status que da un gran atractivo para quienes quisieran vivir allí y sobre todo generando un sentimiento de orgullo y pertenencia para los habitantes.

 

El barrio de las carreras, vivir a toda velocidad

¿Qué tal si usted viviera al lado de Juan Pablo Montoya? Sería increíble aunque imagino que es un vecino difícil de llevar, Lucy Rojas fue la primera mujer  en correr autos de carrera en Colombia.

Solo ese hecho ya la hace alguien importante. Pero ella no era cualquier corredora, era una de las mejores.

Y ahora imagínesela de vecina y para hacer la cosa más increíble aún la señorita monta una escuela de enseñanza de conducción, puede que ahora ya no suene tan atractivo por el hecho del ruido y el temor a que alguno de esos aprendices salga descontrolado de la pista y termine en su jardín, pero no deja de restarle importancia al hecho de vivir al lado de una persona que vive sus días al máximo, que la adrenalina la invade y que usted tiene la oportunidad de verla todos los días sin tener que pagar, por verla encender el auto.

 

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Carreras de autos en la Universidad Nacional, similar a lo que debía suceder en el sitio en donde Lucy Rojas una de la primeras mujeres en ser piloto de carreras puso su escuela de automovilismo.

No es difícil imaginar cómo se sentían los residentes del sector, ahora piense que usted es uno de ellos, que al salir de su casa pase por la acera de en frente uno de los mejores caricaturistas y críticos del gobierno de turno cómo lo fue Klim, o deleitarse viendo el carro de carreras de Lucy Rojas, verla en su rudimentaria escuela de automovilismo, sentir el ruido del motor de los carros.  Son estas cosas las que hacen que usted como residente del barrio sienta que vive en un sitio con comodidades y personas famosas.

Como no sentirse más importante en su empleo contándoles a sus colegas, lo serio y extraño que es Calibán, su meticuloso y habitual comportamiento de salir todas las mañanas a rosear las flores de su bello jardín y recibir el día con una taza de café. Contarles, que de vez en cuando él lo saluda y le ofrece un tinto, o por otra parte contarles como es la vida de un familiar de un presidente, que lujos tienen y como los comparten a la vista de sus vecinos, ¿a quién no le da orgullo haber residido en tan buen vividero?

 

 Características del sector

Este es el barrio y sus inicios, estos fueron los primeros habitantes que residieron en él, que sufrieron con sus deficiencias pero que en gran parte de sus vidas disfrutaron de naranjas atardeceres rodeados por el campo y sus alrededores. Se tienen muy pocos documentos que muestren en qué condiciones exactas vivían o que tan felices se encontraban en gran mayoría de su tiempo.

Afortunadamente se cuenta con testimonios de primera mano para intentar construir esto, aunque si hay un documento (Campín, 1983) que trata de mostrar las principales condiciones del sector en sus inicios no se puede confiar completamente en el pues se crea en 1983 por la primera junta de acción comunal, sin embargo, si arroja algunos resultados de esta investigación y nos aproxima un poco más a esa realidad.

Estos son los datos:

Era la zona 13 perteneciente a la alcaldía menor de

Teusaquillo

Límites al norte con la calle 63 al sur, diagonal 53B oriente Carrera 24 y occidente con la carrera 30.

Nombre del urbanizador: Ospina y compañía, año en el que se urbanizó: 1950 en calidad de construcción regulada (es decir avalada por la administración de la ciudad)

Características de la Urbanización: Venta de Lotes individuales, las casas se entregaron totalmente construidas y todos los servicios incluidos.

Información demográfica: Número total de Lotes fueron 408, número de viviendas construidas: 350 y residían de 2 a 8 personas por casa con un total aproximado de población de

2500 habitantes (para finales del 60)

La principal actividad de ocupación de los habitantes era trabajadores en empresas y profesionales su nivel educativo oscilaba entre universitarios y técnicos operadores.

Promedio de personas económicamente activas por familia era de un 90% y sus mayores preocupaciones en cuanto a los servicios era la deficiencia del acueducto, el alcantarillado, las variaciones en el voltaje el mal servicio del sistema telefónico y el escaso número de teléfonos públicos (solo dos)  por otra parte las vías se entregaron totalmente pavimentadas, las de mejor acceso eran la carrera 24, carrera 30 y calle 53, existía un total de 10 rutas de transporte público que cubrían el barrio.

Había ocho zonas verdes y no existía un parque donde la comunidad se pudiera reunir a discutir temas relacionados al sector, se encontraban cinco establecimientos educativos  privados y uno público, el puesto de control de policía más cercano era la sub estación del Campín y cómo se ha mencionado anteriormente el lugar de mayor núcleo comercial de influencia era el centro comercial Sears y el barrio 7 de Agosto.

Esto era el barrio Sears el primero que cuenta con una documentación cercana a la realidad de sus habitantes pues en tiempos del barrio Banco Central Hipotecario no hubo quien se sintiera con la necesidad de escribir o documentar como estaba construido, se sabe que para esta época mediados de la década del 50 ya se había remodelado parte del sector y ciertos lugares icónicos ya habían desaparecido.

A pesar de esto, Sears hace parte del génesis del lugar, del inicio de la vivienda residencial en la zona del campín y del hogar de muchos habitantes que aún sienten orgullo por el buen pasado que tuvo el barrio y por ser epicentro comercial de la ciudad de los años 50s y 60s. Pues es este quién empieza a generar el gran movimiento poblacional al sector.